La ansiedad es una respuesta emocional normal y necesaria en situaciones de peligro o estrés. Sin embargo, cuando se presenta de forma excesiva o en situaciones en las que no es apropiada, puede convertirse en un problema de salud mental que puede llegar a afectar también a la salud física.
Al igual que los adultos, los niños pueden experimentar ansiedad y es importante reconocer los signos y síntomas de manera temprana, de hecho hay un estudio publicado en la revista Elsevier, dirigido por Mireia Orgilés en el que participaron 2.522 niños, de entre 8 y 17 años, que concluyó que «El 26,41% de los niños y adolescentes mostraron puntuaciones elevadas en cualquier trastorno de ansiedad».
En este artículo daremos algunas pautas para saber cómo detectar la ansiedad en niños y adolescentes y cómo proceder en el caso de que nuestros pequeños se vean afectados por este trastorno.
Síntomas de la ansiedad en menores: ¿Cómo saber si un niño sufre de ansiedad?
Para saber si un niño padece de ansiedad, es importante observar su comportamiento y prestar atención a las señales de alerta. Si está constantemente preocupado o ansioso, si se muestra irritable o si evita situaciones o actividades que solía disfrutar anteriormente, es posible que esté sufriendo de ansiedad.
La ansiedad en los niños y niñas puede manifestarse de diferentes maneras, pero algunos de los síntomas comunes incluyen preocupaciones excesivas, miedo o temor intenso, dificultad para concentrarse, irritabilidad, hiperactividad, dificultad para dormir, etc. Es importante tener en cuenta que esta sintomatología puede ser causada por diferentes problemas y no necesariamente tiene porqué indicar ansiedad.
Así pues, si un niño presenta varios de estos síntomas de manera recurrente interfiriendo en su vida cotidiana, es recomendable consultar a un psicólogo infantil que determine si se trata de ansiedad o bien existe otro problema que no se ha detectado.
Los niños y adolescentes que padecen este tipo de trastorno presentan diferentes reacciones que se pueden categorizar en tres grupos:
Reacciones cognitivas:
Son aquellas en las que los pequeños pueden sentirse inseguros e indefensos o presentar una baja autoestima. En general son pensamientos que les hacen sentirse débiles y desprotegidos.
Es importante intervenir ayudándoles a reconocer estos pensamientos y a aprender técnicas para cuestionarlos y alejarse de ellos.
Reacciones físicas:
Los niños que las padecen pueden experimentar un incremento del ritmo cardíaco, mareos, náuseas, sudoración, temblores o dificultad para respirar. Debemos ayudarles a adquirir herramientas para controlar y mitigar estas reacciones. La meditación o la inducción de estados de relajación pueden ayudar bastante a controlar estos síntomas.
Reacciones conductuales:
Es común que los niños y jóvenes con ansiedad o depresión eviten situaciones o comportamientos que les causen miedo o inquietud. Es importante trabajar con ellos cuando muestren estas reacciones para ayudarles a enfrentarse a sus temores.
¿Qué es lo que genera ansiedad a un menor?
Son varios los factores que pueden causar ansiedad tanto en niños como en adolescentes. Estos factores pueden ser categorizados en 5 grupos:
Factores biológicos:
Ciertos cambios en los niveles de hormonas o neuroquímicos del cerebro pueden aumentar el riesgo de desarrollo de ansiedad.
Factores genéticos:
Algunas investigaciones como la publicada en Elsevier por Sandra Torrades Oliva en 2004, indican que hay evidencias sobre la predisposición genética a padecer ansiedad. Sin embargo es importante tener en cuenta que la predisposición genética no es determinante, es solo un factor de riesgo. Como veremos más adelante existen otros factores ambientales y de vida como estrés, traumas, relaciones interpersonales, etc. que pueden interaccionar con los factores genéticos y jugar un papel importante en el desarrollo de este tipo de trastornos, de manera que la predisposición genética es solo una parte del rompecabezas en el desarrollo de un trastorno de ansiedad.
Es importante entender esto para no caer en la idea de que la ansiedad es inevitable y así poder ofrecer la ayuda adecuada a quienes la padecen.
Factores ambientales:
Las situaciones estresantes, los conflictos familiares, los cambios significativos en el entorno, los momentos de vida difíciles o las experiencias traumáticas pueden aumentar el riesgo de desarrollo de ansiedad en los niños.
Factores cognitivos y emocionales:
Algunos pequeños pueden tener una tendencia a preocuparse excesivamente, a interpretar ciertas situaciones de manera negativa o a sentirse inseguros.
Factores de aprendizaje:
Los niños pueden aprender a responder con ansiedad a ciertos estímulos o situaciones después de observar síntomas de ansiedad en personas significativas en su vida.
Cada niño es único y puede estar afectado por diferentes factores que contribuyen a generar algún tipo de ansiedad. Por eso es importante valorar cada caso particularmente para poder entender cómo intervenir y cómo ayudarle.
¿Cuáles son los trastornos de ansiedad infantil más comunes?
El Doctor Ariel Gold publicó en la revista Scielo (2006) un listado de los tipos de ansiedad infantil que pueden manifestarse en la niñez:
Trastorno obsesivo compulsivo.
Trastorno por ansiedad de separación.
Trastorno por ansiedad específico.
Trastorno por pánico.
Trastorno por ansiedad generalizada.
Trastorno por ansiedad social.
Trastorno por estrés postraumático.
Este listado responde a todos los trastornos relacionados con la ansiedad que pueden aparecer en un niño.
¿Qué hacer para calmar la ansiedad de un niño?
Si bien para el tratamiento de la ansiedad en menores es recomendable acudir a la consulta de un terapeuta infantil, hay varias técnicas que pueden ayudar a disminuir la ansiedad de un niño. Algunas de las más comunes son:
Ejercicios de relajación:
Técnicas como la respiración profunda, la relajación muscular progresiva y la meditación pueden ayudar a reducir los síntomas físicos de ansiedad.
Habilidades de afrontamiento:
Estas pueden incluir técnicas para manejar el estrés, pensamientos distorsionados o evitación conductual.
Terapia cognitivo-conductual (TCC):
La TCC o Terapia Cognitivo Conductual se basa en cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento que pueden estar contribuyendo a la ansiedad.
Entrenamiento en habilidades sociales:
Ayudar a los niños a desarrollar sus habilidades sociales puede servirles para sentirse más seguros en determinadas situaciones y a mejorar sus relaciones personales.
Terapia familiar:
Puede ser útil trabajar con la familia del niño para identificar patrones que puedan estar generando la ansiedad y así ayudarle en su recuperación.
Medicación:
En algunos casos, puede ser necesario usar medicamentos para tratar la ansiedad en los niños. En estos casos es necesaria la intervención de un médico o psiquiatra infantil.
Conclusiones
Según datos de la OMS publicados en 2019, 58 millones de niños y adolescentes padecen trastorno de ansiedad, siendo este un problema que pueden arrastrar a su vida adulta. La detección temprana es clave para evitar males mayores y por esto mismo es necesario entender que lo más importante es que, una vez detectadas ciertas señales de alarma, acudamos a la consulta de un psicólogo infantil que haga un diagnóstico certero y que aplique la terapia adecuada y personalizada a cada niño o niña.
Bibliografía
Orgilés, M. (2012, 1 abril). Síntomas de trastornos de ansiedad en niños y adolescentes: Diferencias en función de la edad y el sexo en una muestra comunitaria | Revista de Psiquiatría y Salud Mental – Journal of Psychiatry and Mental Health. https://www.elsevier.es/es-revista-revista-psiquiatria-salud-mental–286-articulo-sintomas-trastornos-ansiedad-ninos-adolescentes-S1888989112000237
Oliva, T. S. (2004, 1 marzo). Ansiedad y depresión. Evidencias genéticas | Offarm. https://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-ansiedad-depresion-evidencias-geneticas-13059415
OMS. Trastornos mentales. (2022, 8 junio). https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/mental-disorders
- GOLD, ARIEL. (2006). Trastornos de ansiedad en niños. Archivos de Pediatría del Uruguay, 77(1), 34-38. Recuperado en 13 de enero de 2023, de http://www.scielo.edu.uy/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1688-12492006000100008&lng=es&tlng=es.